2/20/2017

NUEVA ORDENACIÓN DE VOCACIÓN NATIVA EN JIPIJAPA

Cuando nos acercamos ya casi a los 25 años de la apertura de la misión diocesana Santa María Madre de Jipijapa (Ecuador) en la cual tres sacerdotes ourensanos ponían rumbo al nuevo continente, han sido muchos los frutos que se han ido logrando y con la perspectiva que da el tiempo podemos aseverar que todos salimos ganando siendo demasiados los motivos por los que dar gracias. 


Este 28 de enero de 2017, el arzobispo de Portoviejo, Monseñor Lorenzo Voltolini, ordenaba dos nuevos presbíteros para la arquidiócesis portovejense. La Catedral Metropolitana “Jesús del Buen Pastor” de la ciudad de Portoviejo volvió a lucir sus mejores galas y aunque el templo contaba con las evidentes secuelas del terremoto que asoló a la provincia de Manabí, lo que prevalecía era el entusiasmo del numeroso pueblo de Dios que arropado por el presbiterio diocesano se congregó para tan gran evento.


Uno de los recién ordenado es Luciano Daniel Murillo Alcívar, natural de Jipijapa. A la par que se iban erigiendo los cimientos de la parroquia Santa María Madre y del Seminario San Pedro de Portoviejo, un niño llamado Luciano tomaba desde edades muy tempranas contacto con su parroquia en la Cdla. Parrales y Guale. Pronto empieza a servir al altar como monaguillo, a los 12 años asume el compromiso de animador de Infancia Misionera y tras confirmarse pasa a ser catequista. 
Todos los que hemos conocido al nuevo ordenando, podríamos dar fe de su carácter siempre cercano, servicial y alegre que a todos irradia. Su ingreso y travesía en el Seminario San Pedro de Portoviejo no ha sido fácil, pero su tesón y el apoyo incondicional de los “padrecitos” y de toda la familia de Santa María Madre culminaron esta meta y es que a Dios nadie le gana en generosidad.


Como dijo Monseñor Lorenzo Voltolini al darle su primer destino como sacerdote que no se va lejos de casa, ya que se queda a vivir en su parroquia natal y desde ahí atenderá la comunidad de Pedro Pablo Gómez. El 29 de enero de 2017, el Padre Luciano celebraba su primera misa en la iglesia de la Cdla. Parrales y Guale, donde un día se inició como monaguillo, iglesia que se quedó pequeña, rodeado de su gente en un ambiente de inmensa gratitud.
Tras el gesto del besamanos del misacantano compartimos en las instalaciones de la parroquia un encuentro festivo donde no faltaron las felicitaciones, discursos, aplausos, fotos, música y una suculenta merienda en un clima de verdadera fraternidad.



Desde aquí le deseamos lo mejor al P. Luciano, unidos siempre en constante oración y que esta primera vocación nativa de Sta. María Madre sea germen de nuevas vocaciones, haciendo nuestro el lema del P. Luciano que tomaba para sí de S. Juan María Vianney: “¡Qué bello y grande es conocer, amar y servir a Dios! Es lo único que tenemos que hacer en el mundo. Todo lo demás es tiempo perdido.”

Texto de Isaac Pereiro. Sacerdote diocesano.

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